Las expectativas de la economía mundial en el 2013 siguen siendo negativas, tanto para las economías emergentes, hoy con cierto dinamismo, como para las consideradas locomotoras de la economía planetaria, básicamente las de los países desarrollados. Más aún, las expectativas para el próximo año tampoco son alentadoras, dado que está imperando una tendencia global al estancamiento, acompañado de algunos polos de crecimiento de las economías emergentes que, al no ser detonadoras del crecimiento mundial, resultan fácilmente vulnerables a la dinámica global. Las perspectivas de incertidumbre se ciernen sobre las economías por muy diversas causas, aunque todas convergen en la desaceleración.

Una de las fuerzas que generan la tendencia al estancamiento es la política de austeridad generalizada. Esta política ha sido el elemento que ha acentuado las dificultades. No sólo por la más que errónea proclividad de los gobiernos a recortar todos los gastos que constituyen un freno a la caída de la demanda, en particular el gasto social, sino también porque esos gobiernos se han dejado arrastrar, durante la vorágine de la crisis financiera, a la irracional transferencia, sin medida, de recursos al sector financiero. Esas estrategias, junto con los recortes presupuestales, la caída de la inversión productiva y de los fondos destinados sólo a frenar las pérdidas financieras de los segmentos más concentrados de los mercados financieros, se han conformado como la supuesta clave para salir de la crisis, sin resultado alguno.

Esa situación podría empeorar aún más las poblaciones en general, no sólo de las que están viviendo con mayor rigor los estertores de crisis, sino aquellas que han mantenido cierto crecimiento, a pesar de la fuerte concentración del ingreso, la riqueza y el capital. Perspectiva que pone a la economía mundial ante una incertidumbre acrecentada. 

El presente número 15 de www.olafinanciera.unam.mx incluye varias perspectivas que analizan los efectos negativos de dichas estrategias. Se puede destacar, en las diversas colaboraciones, que no se trata de una estrategia nueva, sino que ha estado presente hace tiempo, pero en el contexto de la crisis están ganando más terreno, sin revertir los evidentes y sostenidos deterioros económicos, sociales y políticos. Lo que sorprende es que siga siendo la única respuesta a la crisis por la inmensa mayoría de los gobiernos. Esa estrategia ha dado como resultado que el sistema financiero se vuelva cada vez más poderoso, ahora en proceso de dominar la economía y la sociedad de manera integral. Varios autores en este número analizan y confirman que el poder de la financiarización mantiene una tendencia a dominar todas las actividades económicas, asimismo abordan cómo los gobiernos han sido agentes dinámicos y definitivos en este proceso. Milford Bateman analiza y argumenta lo anterior, poniendo en evidencia cómo una gran mentira se volvió verdad absoluta: el supuesto beneficio de las microfinanzas. Las cuales no sólo han destrozado la frágil economía de los países pobres, sino que han empeorado la condición salarial, laboral y social donde se han instalado. Además se analiza el papel jugado por las políticas públicas, al dejarse arrastrar por teorías a modo, impulsadas por los organismos e intereses económicos y políticos dominantes, que sólo han beneficiado al sistema financiero.

Los autores Mendoza, Delgado y Castellanos también analizan este proceso desde la perspectiva del gobierno federal, el Banco de México y la gran empresa General Motors, modelo en el pasado, pero ahora inmersa y promotora de la financiarización. Proceso que dejan al descubierto las políticas de largo aliento que se les conoce como políticas de austeridad.

En la sección de Clásicos se reproduce un texto del profesor Alain Parguez, publicado hace más de veinte años, donde hace hincapié en las desventajas de las políticas de austeridad. Y revela el entramado perverso de dicha política, que castiga a los más vulnerables y premia la concentración de la riqueza, y que en esa trayectoria inhibe el crecimiento económico.

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