Hace mas de un siglo que la conmemoración del día del  trabajo no se había suspendido a nivel mundial, por mas que el vasto mundo laboral estuviera debilitado; siempre y en todas partes hubo un esfuerzo por recordar que sin trabajadores, la producción de riqueza estaba cancelada. Mayo 2020 será recordado por ese hecho sin precedente, pero también porque la contingencia sanitaria, cuya magnitud y efectos, suspendió la vorágine de la creación de riqueza que solo beneficia a un segmento minúsculo del planeta. Esta situación pone nuevamente a este segmento laboral frente a la disyuntiva de recobrar su fuerza, energía y potencia de manera organizada, para retomar las reivindicaciones que en estas nuevas condiciones se deben exigir, o serán sujetos a volver a pagar los desastres sociales.

Esta situación global también ha mostrado que otros contingentes del mundo del trabajo en todo el orbe, fueron los héroes arriesgando su salud, en algunos casos hasta la muerte, cuyo reconocimiento humano, laboral y salarial había sido menospreciado por la insensata política de austeridad, verdadero cáncer como lo recuerda en esta entrega de www.olafinanciera.unam.mx, A. Parguez.

Esta situación, sin duda extrema, ha hecho reflexionar desde varios ángulos cómo reiniciar el proceso social en su conjunto, tomando de manera primordial, además del reconocimiento e importancia de la actividad laboral en cualquiera de sus ámbitos de la producción de la riqueza material e inmaterial, el medio ambiente. Sobre estos dos pilares para la sobrevivencia, trabajo y medio ambiente, goce y alegría de un auténtico proceso de humanización, se debe de reflexionar de manera conjunta, para que su uso sea racional, no de destrucción. Que los productos del trabajo y del medio ambiente sean repartidos de manera equitativa, asumiendo el respeto y reconocimiento a ambos, en tanto fuente de toda riqueza. De esta manera el próximo mayo, y todos los siguientes, el día del trabajo se festeje bajo nuevas condiciones de igualdad, respeto y solidaridad.

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