La presente entrega de www.olafinanciera.unam.mx continua celebrando la década de participar en el debate del horizonte que ha estado definiendo el sector financiero en las diversas geografías, perspectivas, agentes y sobre todo efectos en los diferentes espacios económicos, políticos, sociales y culturales. En esta ocasión varios de los colaboradores y promotores de diversos países y continentes reflexionan sobre varios de los ángulos de la marcha de la economía, así como de la relevancia del papel que ha jugado el discurso dominante en el campo de la instrumentación de las políticas públicas y sobre todo, los resultados a los que ha llegado. Es por esta perspectiva que este número 31 de www.olafinanciera.unam.mx no solo hace la crítica del proceso que ha desatado la llamada financiarización y por supuesto de los economistas que se han puesto al servicio a esta perspectiva concentradora de ingreso y desestructuradora de los diversos campos de la vida social, sino también destaca el desempeño de la perspectiva teórica crítica de los economistas que han roto el cerco de la corriente dominante. Tanto desde la óptica del análisis de la economía como del discurso teórico que sobre ella se realiza. Gracias a esta serie esfuerzos analíticos es posible dar un giro importante, al proponer que la reflexión debe tomar una perspectiva donde la sociedad, o mejor dicho, lo social predomine sobre la conceptualización teórica abstracta y muchas veces estéril. Estos académicos, que han roto el cerco del pensamiento dominante pertenecen a diversas universidades y centros de investigación, y proponen una reflexión sobre la importancia y urgencia de pensar e instrumentar mecanismos que incidan en la realidad, pero que tengan como eje sobre todo los sectores vulnerables en todos los sentidos. Proponiendo principios que den cabida a la diversidad y horizontalidad económica, social y política. Que la reflexión teórica, insisten, incida en las políticas públicas que genere una sociedad más justa.

Desde esa perspectiva, su análisis lleva a plantear la urgencia de transformaciones estructurales, no solo mediante una mejor regulación, sino sobre todo poner coto al mundo de las finanzas como se ha conformado y así contener los impactos negativos sobre la economía y sus secuelas sobre la vida social. Pero va aún más allá al plantear que, dada la importancia de las funciones de financiamiento, se le debía considerar al mecanismo integral del sector financiero como un bien público por su incidencia sobre la economía, la sociedad y la política. Y por ello no dejarlo únicamente en las mismas manos que lo han sometido a la especulación contra la sociedad. Además dada la proclividad y capacidad del sector financiero al movimiento perpetuo, no será suficiente ponerle cercos nacionales, se debe pensar en procesos de regulación planetarios, ya no basta con regulaciones fragmentadas en países particulares.

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