Número especial: "A 50 años del colapso del sistema monetario financiero de Bretton Woods"
Editores invitados
Laura Vidal Correa y Wesley C. Marshall
Hace poco más de 50 años, el 15 de agosto de 1971, el presidente de Estados Unidos (EU) Richard Nixon anunció la suspensión de la convertibilidad del dólar por oro; una medida que se anunció como temporal, pero que se volvería permanente. Desde esa decisión hasta el presente, el hecho histórico continúa inmerso en el misterio y debate. Durante el subsecuente medio siglo, se han esclarecido algunos de los secretos detrás de la decisión de Nixon, pero el debate sigue lejos de resolverse.
Existen dos posiciones extremas en el debate económico. Una sostiene que el rompimiento de Bretton Woods fue un momento histórico crucial, la salva que marcó el comienzo real de la restauración de las altas finanzas. Después de romperse su "hilo dorado" —el patrón oro— en el turbulento final del largo siglo XIX, en las décadas 1920-1930, los grandes y tradicionales bancos globales lograron recuperar los más grandes e importantes mercados financieros (el de intercambio de divisas y el de deuda pública) del control de los estados nacionales, impuesto como resultado de la Gran Depresión. Tal enfoque implica un protagonismo histórico de los más importantes actores privados en el capitalismo y una clara intención de retirar el sistema de Bretton Woods para fortalecer sus intereses.
La otra posición extrema del debate plantea el accidente histórico, atribuido al único presidente estadounidense de ser obligado a abandonar la silla presidencial por sus actividades criminales. Entre los extremos de determinismo de un grupo social y del accidente histórico, se encuentra la mayoría de la investigación económica sobre la caída de Bretton Woods - el determinismo en diferentes grados del sistema económico.
En el momento de la decisión y en la década que le siguió, muchos economistas enfatizaban la situación de deterioro de los balances estadounidenses, con el argumento de que los déficits gemelos (comercial y fiscal) hacían insostenible el sistema. Las peticiones de Inglaterra y Francia de pagos en oro eran señales de la debilidad del sistema y de la posición de EU, en sí debilitada por los gastos de la guerra en Vietnam. Una mezcla entre un presidente desquiciado y una situación desgastante se convertía en el pensamiento convencio-nal sobre el fin del sistema.
Tal pensamiento ha tenido importantes críticos; a partir de los años setenta, los poskeynesianos han figurado como los más importantes en EU y Gran Bretaña, mientras la escuela de la regulación francesa ofrecía respuestas a la coyuntura económica con mayor énfasis en las relaciones de poder y el estado. En América Latina, la corriente dependentista incorporó plenamente las condiciones políticas internacionales a su análisis económico, y ganó fuerza a la par de los golpes de estado en Sudamérica que empezarían con Chile poco más de dos años después de la decisión de Nixon.
Con el paso del tiempo, se fueron abriendo temas relacionados con el incipiente desorden mundial. Después de la inflación en los países del centro como resultado directo de la devaluación del dólar, ya en los años ochenta, se empezó a imponer el Consenso de Washington, primero para América Latina, después para el ex bloque soviético, posteriormente para subsumir a gran parte de Asia a sus políticas de austeridad y liberalización financiera, para finalmente, en menos de una década, terminar sumiendo a los países del centro en la crisis también.
Así, mientras se sigue debatiendo el significado del hecho histórico de 1971, muchos ya reconocen la fecha como el fin del orden financiero de un sistema que promovía la producción nacional sobre las finanzas internacionales, y el inicio del desorden financiero y lo que vendría a llamarse la globalización. Sin embargo, al expandir sus límites, se pone cada vez más en duda algunas de las suposiciones sobre el sistema financiero internacional de Bretton Woods.
Particularmente, se ha ido asentando la idea de que el país que mantiene la moneda hegemónica —global o regional— también mantiene los déficits gemelos, y que esto es parte del diseño y no una falla del sistema. Es justamente la manifestación contable del poder de gastar sin límite internacional, de evitar la restricción externa que EU ya se sentía apretar, según P. Volcker, al interior del sistema de Bretton Woods. Librándose de un consensuado sistema monetario internacional, diseñado para minimizar los desequilibrios en la economía internacional, EU podía administrar el "desorden planificado" como también insistió Volcker (Volcker, 1978). Ya en la cima de un orden caótico, EU ahora podía mantener múltiples largas guerras sin ninguna restricción financiera.
Justamente, lo que hace tan interesante la coyuntura de hoy es que medio siglo después, nos encontramos frente a la misma disyuntiva en la apreciación de la realidad. Justo como en 1971, hay dos narrativas. Por un lado, se argumenta que el desorden actual es síntoma de un imperio en pleno declive: frente al colapso del sistema financiero de 2007-2008, surgen criptodivisas como Bitcoin y otras opciones para eludir el sistema financiero estadounidense disfuncional. El argumento opuesto es que EU otra vez no se está comportando como un imperio en retirada debido a sus malas decisiones y un entorno sistémico que le desfavorece, sino que se está abriendo paso a otra transición, esta vez a la economía digital, pero igual que hace medio siglo, liderado por los sectores más fuertes del sistema. Es en este contexto que se presenta este número especial de www.olafinanciera.unam.mx.
Una de las virtudes de la Doctora Eugenia Correa fue su capacidad de tejer, cultivar, y mantener redes académicas. Para los lectores de www.olafinanciera.unam.mx, esto ha significado una tradición de publicar autores en la vanguardia del pensamiento crítico. Este número especial es el resultado de una de sus últimas iniciativas, e incluye cinco estimados colegas suyos, todos unidos por el respeto mutuo y el mismo camino hacia un mejor entendimiento de nuestro mundo, sin olvidar que el objetivo de estas reflexiones es incidir en la contención del deterioro de las condiciones de vida de las sociedades del planeta.
Con la tarea de mirar hacia atrás, los cinco autores —todos con una visión desde las alturas del conocimiento científico social— analizan, esclarecen, y matizan el medio siglo que ha seguido el derrumbe de Bretton Woods. Ya que nos encontramos otra vez en un momento de grandes cambios sistémicos, el análisis del pasado invita también a mirar hacia adelante. De manera optimista, la historia más remota seguirá revelando sus secretos, al igual que las fuerzas sociales detrás de la dirección actual de la coyuntura del orden monetario global. Pero lo único cierto es que el proceso va a ser fascinante para sus observadores, y esperamos que esta entrega sirva como piedra magnética para equilibrar brújulas y mantener la crítica informada durante estos momentos de confusión, caos y miedo, en los cuales urge cada vez más abrir y mantener el debate.
Laura Vidal Correa y Wesley C. Marshall
Referencias
Volcker, P. (1978) "The Political Economy of the Dollar". The Fred Hirsch Lecture. Coventry, England; in: The Federal Reserve Bank of New York Quarterly Review 3, no. 4 (Winter 1978–79): 1–12.
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